Soy Judith Pinedo
Nací en Manga, a orillas de la Bahía de Cartagena, cuando la Avenida Miramar era de caracolejo y arena y cuando aún mi papá y los vecinos pescaban en las noches de luna llena cartagenera.
Del maestro Enrique Grau, aprendí que las mariamulatas han sobrevivido a todo, como los cartageneros. Que siempre viven en grandes colonias, se defienden colectivamente y protegen a sus crías y a los débiles, como creo que debemos hacer nosotros con nuestra ciudad. Que son de color negro o pardo, símbolo de nuestro mestizaje, el mismo que nos hace vibrar ante un tambor y ante una cumbia. Y que ambos, macho y hembra, tienen nombre femenino: Mariamulata, como para indicarnos que la ciudad debe ser dirigida por las dos visiones, la de los hombres y la de las mujeres.
Estudié Derecho en la Universidad de Cartagena. Soy Especialista en Derechos Humanos y en Derecho Público y, en la actualidad, realizo un postgrado en Estudios Políticos y Económicos. Pero mi mayor aprendizaje se lo debo a mi permanente relación con las comunidades cartageneras, un vínculo que empecé cuando estudiaba bachillerato y tenía la tarea de alfabetizar en los barrios de las faldas de La Popa y que, más adelante fortalecí en la Universidad, trabajo en barrios y fábricas.
Mis opiniones sobre los temas que le interesan a la ciudad han sido conocidos por todos y todas a través de mi columna semanal “Miércoles de Mariamulata”, publicada en el periódico El Universal y próximamente en otros medios alternativos de comunicación.
En mi primera juventud (ya voy en la cuarta), a mis papás les encantaba decir en chiste, cuando había un tema espinoso: “no le pregunten a Judith, porque contesta”. Y lo sigo haciendo, seguiré diciendo lo que pienso y haciendo lo que digo, como lo he hecho siempre en las diversas responsabilidades que he asumido, tanto en el sector público, como en el privado.