115.247 VOTOS RECUPERARON EL PODER PARA LA CIUDADANIA

Soy Judith Pinedo

Nací en Manga, a orillas de la Bahía de Cartagena, cuando la Avenida Miramar era de caracolejo y arena y cuando aún mi papá y los vecinos pescaban en las noches de luna llena cartagenera.

Del maestro Enrique Grau, aprendí que las mariamulatas han sobrevivido a todo, como los cartageneros. Que siempre viven en grandes colonias, se defienden colectivamente y protegen a sus crías y a los débiles, como creo que debemos hacer nosotros con nuestra ciudad. Que son de color negro o pardo, símbolo de nuestro mestizaje, el mismo que nos hace vibrar ante un tambor y ante una cumbia. Y que ambos, macho y hembra, tienen nombre femenino: Mariamulata, como para indicarnos que la ciudad debe ser dirigida por las dos visiones, la de los hombres y la de las mujeres.

Estudié Derecho en la Universidad de Cartagena. Soy Especialista en Derechos Humanos y en Derecho Público y, en la actualidad, realizo un postgrado en Estudios Políticos y Económicos. Pero mi mayor aprendizaje se lo debo a mi permanente relación con las comunidades cartageneras, un vínculo que empecé cuando estudiaba bachillerato y tenía la tarea de alfabetizar en los barrios de las faldas de La Popa y que, más adelante fortalecí en la Universidad, trabajo en barrios y fábricas.

Mis opiniones sobre los temas que le interesan a la ciudad han sido conocidos por todos y todas a través de mi columna semanal “Miércoles de Mariamulata”, publicada en el periódico El Universal y próximamente en otros medios alternativos de comunicación.

En mi primera juventud (ya voy en la cuarta), a mis papás les encantaba decir en chiste, cuando había un tema espinoso: “no le pregunten a Judith, porque contesta”. Y lo sigo haciendo, seguiré diciendo lo que pienso y haciendo lo que digo, como lo he hecho siempre en las diversas responsabilidades que he asumido, tanto en el sector público, como en el privado.

Se alborotó el avispero


La publicación de la encuesta sobre la percepción electoral de los cartageneros y cartageneras por El Universal alborotó el avispero. El diario hizo como el niño travieso, encontró el panal, se le fue lentamente arrimando y cuando lo tuvo cerca lanzó con fuerza la piedra, dio en el blanco revolviendo todo a su alrededor y puso el tema electoral en la boca de los tertuliaderos del palito de caucho, del Parque Bolívar y de los bajos de la Proclamación. Puso al conocimiento popular, gracias a las reacciones que midió en el colectivo, que las elecciones no están entre las prioridades de los cartageneros, y que la suscrita encabeza las encuestas, cosa que no esperaba, pero que me llena de orgullo.

Y fuera de las picaduras y zumbidos con que nos sorprendieron a algunos que estábamos bastante lejos del panal, el alboroto nos sirve para poner sobre el tapete un debate que necesitamos abordar y es el de cómo mejorar la calidad de nuestra democracia, cómo activar políticamente al mayor número de ciudadanos para elegir un nuevo gobierno que encare eficazmente la pobreza y la inseguridad.

En las jornadas electorales, el interés siempre se concentra en el avispero, es decir, en los candidatos. Nos seducen o nos impresionan las avispas enfurecidas, pero sería mucho más importante que nos acercáramos al panal por dentro para aprender de él, para saber cómo es que cada ciudadano, tal como hacen los insectos, cumple con su responsabilidad.

Porque como en el panal, la ciudad debe construir un proceso colectivo, que incluya diversos sectores sociales y políticos. No es cierto que haya salvadores únicos, ni líderes mesiánicos que puedan solos con la tarea. La dimensión de los problemas de la ciudad requiere una confluencia de muchos actores, de una pluralidad de visiones que respalden las decisiones que será necesario adoptar, pues la heroica no está para paños de agua tibia, ni para seguir improvisando.

Cartagena no da espera, ni tiene tiempo para mirar atrás. La campaña electoral debe servir de escenario para discutir cuál es la Cartagena que le vamos a dejar a nuestros hijos y cómo va a ser esta ciudad dentro de 20 años, a partir de la superación de los acuciantes problemas sociales.

La campaña no puede ser una discusión de mecánica política, de acuerdos sólo entre partidos, ni de recriminaciones sobre el pasado, sino sobre los temas prioritarios de la ciudad y la forma de resolverlos. Hablar de nombres, sí, pero sólo en el contexto de generosos y amplios procesos incluyentes de doble vía, de múltiples diálogos entre los ciudadanos que desde los barrios y también desde la academia y la empresa están fastidiados de la vieja forma de ejercer la política y sueñan con una Cartagena igualitaria e incluyente.

Las reformas deben partir de la opinión y la participación de los cartageneros y los líderes tenemos que estar donde la ciudad nos necesite, donde seamos más útiles y donde podamos ayudar a la transformación social que requiere la ciudad, superando las falsas vanidades de quienes son candidatos porque tienen la tula, el financista o el apoyo político de quienes están en el poder.

Por eso el avispero debe servir para alborotar las responsabilidades que tenemos como ciudadanos, para visualizar nuevos liderazgos, para mejorar el compromiso de todos y todas en la renovación de la política, para promover un gran acuerdo de ciudad y para repensar el papel de cada uno en esta cita de la democracia.

Mi hoja de vida completa

JUDITH PINEDO FLÓREZ
Abogada
Especialista en Derecho Público
Especialista en Derechos Humanos
Diplomada en Alto Gobierno

Residencia: Cartagena, Manga, Avenida Miramar, Edificio Gioconda,
Apartamento 1A. Tel. 6604731, celular 315 7315103
e-mail: mariamulata2002@yahoo.com
casada, 47 años

Formación

ESPECIALIDADES

2007 Especialidad (en curso) en Estudios Políticos y Económicos. Universidad del Norte- División de Humanidades y Ciencias Sociales.

1994-1995 Especialidad en Derecho Público. Universidad de Cartagena - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas- Universidad Externado de Colombia

1992-1993 Especialidad en Derechos Humanos. Escuela Superior de Administración Pública (ESAP)-Instituto Guillermo Cano

DIPLOMADOS

1997 Alto gobierno. Universidad de Cartagena- Corporación Milenio

Pregrado

UNIVERSITARIA

1982 Titulado en Derecho y Ciencias Políticas. Universidad de Cartagena


Experiencia profesional

2004- 2007 Directora Ejecutiva. Fundación Cívico-Social Pro Cartagena “Funcicar”.

Logros alcanzados:

En Materia de Control Ciudadano.
1. Implementación del Observatorio del Concejo de Cartagena de Indias.
2. Desarrollo del Programa de Eficiencia y control de cuentas (Proyecto USAID-CASALS). Formación de 335 ciudadanos en control ciudadano y 43 procesos de veeduría sobre diversas áreas del sector salud.
3. Constitución de la Red Vital Ciudadana para acompañar el proceso de reapertura del nuevo
Hospital Universitario del Caribe.
4. Veeduría al Proceso de Elecciones de rector y cargos directivos de la Universidad de Cartagena
5. Internet para rendición de cuentas a través de procesos de formación ciudadana y
acompañamiento especializado a funcionarios del gobierno local.
6. Acompañamiento preventivo a los siguientes programas y proyectos del gobierno local:
Programa de Lucha contra el Hambre; Proceso de Ampliación de 210.000 nuevos cupos para el
régimen subsidiado en salud y Plan Becario.

En formación ciudadana

1. Formación en ciudadanía, democracia y civilidad con el proyecto Manos a la Obra de 150 líderes comunitarios.
2. Formación en democracia y ciudadanía a través del Proyecto Ciudadano de jóvenes de colegios públicos de la ciudad.
3. Formación en manejo de conflictos y justicia comunitaria de jóvenes en riesgo en las tres
Localidades de la ciudad.
4. Implementación de Gestión Ciudadana, proyecto de acompañamiento a la comunidad estudiantil para resolver problemas que lo afectan a partir de su formación en políticas públicas, democracia y ciudadanía.
5. Proyecto de Fortalecimiento a la Democracia Local a través de la formación política de jóvenes, mujeres, afrocolombianos y actores estratégicos.

En Políticas Públicas

1. Observatorio de Gobernabilidad que pretende hacer un diagnostico de la gobernabilidad local,
formular un plan de acción para fortalecer la gobernabilidad en Cartagena con el fin de transferir
la experiencia a través del Proyecto de Gobernabilidad Local para América Latina implementado por el PNUD.
2. Cartagena Como Vamos, proyecto de seguimiento a la calidad de vida de los ciudadanos a partir de indicadores técnicos y de percepción.
3. Aprobación de la propuesta de Funcicar sobre desarrollo social y humano en el Consejo Distrital de Política Social.
4. Formulación de política pública en salud a partir del diagnóstico sobre áreas sensibles efectuado por la ciudadanía.

2004 Universidad Tecnológica de Bolívar. Docente de Cátedra Cartagena.

2003-2001 ABOGADA CONSULTORA
1. Asuntos públicos y administrativos
2. Asesoría Reglamentación Ley de Distritos de Cartagena, Santa Marta y Barranquilla

2002 Campaña presidencial de Noemí Sanín. Miembro de la Junta Directiva

2000. Distrito T. y C. de Cartagena de Indias. Aspirante a la Alcaldía Mayor de Cartagena
Logos alcanzados
Segunda votación a la Alcaldía de Cartagena. Creación de una opción política independiente

1998 -2000 Distrito T. y C. de Cartagena de Indias CONCEJALA
Logros alcanzados
1. Miembro de la Comisión de Presupuesto del Concejo
2. Autora de los Acuerdos del Fondo Rotatorio Educativo para estudiantes pobres y del
Consejo Distrital de Política Social.
3. Autora de la iniciativa del control excepcional de la Contraloría General de la Nación.
4. Autora de la Nueva Agenda para el Concejo de Cartagena.
5. Promotora de debates sobre el Plan de Desarrollo de Cartagena 1998-2000, sobre
Educación, Vivienda, Desarrollo económico y social; Hospital Universitario, Tierrabomba,
Bienestar Familiar, Seguridad, Corrupción, etc.

1997- 1995 Distrito T. y C. de Cartagena de Indias
Secretaria de Desarrollo social y humano
Logros alcanzados
1. Creación del Centro de Estudios Estratégicos de Cartagena
2. Impulso a la creación del Consejo Distrital de Juventud y la Ley de Juventud
3. Creación Escuela de Mujeres y de la Escuela por la Democracia con el Ministerio de
Educación.
4. Estudio – Diagnóstico “La Cara Pobre de Cartagena”
5. Ejecución programas con la Red de Solidaridad Social.

1995–1993 Procuraduría General de la Nación
Procuradora de Bolívar en lo judicial administrativo
Logros alcanzados
1. Montaje de la conciliación en los procesos administrativos.
2. Defensa del interés público ante litigios judiciales
3. Promoción de la novedosa acción de cumplimiento
4. Implementación del llamamiento en garantía en los procesos contra el Estado por
responsabilidad de los funcionarios públicos.
5. Intervención jurídica en todos los procesos contra el Estado ventilados en el Tribunal
Administrativo de Bolívar

1993–1990 Distrito T. y C. de Cartagena de Indias
Personera Distrital
Logros alcanzados
1. Reducción de cargos innecesarios
2. Recuperación del espacio público
3. Movilización social sobre los derechos humanos
4. Organización del control social de los servicios públicos
5. Creación de la Asociación Departamental de Personeros
6. Formulación del Proyecto de Creación de las Veedurías Populares aprobado por el Concejo
Distrital.
7. Formulación del Proyecto de Acuerdo mediante el cual el Concejo de la ciudad,
aprobó el Fondo de Vivienda de Interés Social del Distrito.

1992 Consejería Presidencial para los Derechos Humanos
Asesora de la Consejería Presidencial de Derechos Humanos Para la Costa Caribe
Logros alcanzados
1. Promotora 1er y 2do Foro sobre Paz y Derechos Humanos celebrados en San Pablo,
Simití y El Carmen de Bolívar. Convenio con Consejería Derechos Humanos, PNUD,
Personerías y Plan Nacional de Rehabilitación.
2. Jornadas de formación de las autoridades militares.
3. Capacitación de las Personerías Presidencia de la República – Gobernación de Bolívar y
creación de la Asociación de Personeros de Bolívar.

1990-1989 Gobernación de Bolívar
Secretaria de Gobierno Departamental
Logros alcanzados:
1. Diseño y ejecución del Programa BOLIVAR PARTICIPANTE, premiado por el Gobierno
Nacional.
2. Impulso de Brigadas Cívicas interinstitucionales en los municipios
3. Promoción de los Centros de Atención de Desastres y de los sistemas locales de atención de desastres

Juntas Directivas

1. Consejo de Gobierno del Departamento de Bolívar
2. Consejo de Gobierno del Distrito de Cartagena
3. Consejo de Seguridad de Bolívar
4. Tránsito y Transporte de Bolívar
5. Asociación de Vecinos del barrio de Manga
6. Junta Directiva de Corvivienda

Publicaciones y ensayos

1. Experiencia colectiva de control ciudadano a los recursos de salud en Cartagena. 2006. Convenio Funcicar-Casals-USAID
2. El sur de Bolívar, una respuesta pacífica y conciliadora, Memorias del 1er Foro Regional
sobre paz y derechos humanos, 14, 15 y 16 de Noviembre de 1991, San Pablo, Sur de Bolívar,
Edición de ECOPETROL. Equipo redactor: Beatriz Londoño, Consejería Presidencial Derechos
Humanos, Andrés Peñate, Consejería Presidencial para la Seguridad Nacional; Judith Pinedo, Personera de Cartagena; Arturo Zea, Delegado Plan Nacional de Rehabilitación –PNR.
3. El Fondo de Vivienda de Interés Social de Cartagena- 1992
4. Espacio Público y Comercio Informal en Cartagena – 1992
5. La Cara Pobre de Cartagena de Indias, Alcaldía Distrital, Secretaría de Desarrollo Social y Humano, Impreso y CD, 1995
6. El Consejo Distrital de Política Social-1998 (Acuerdo del H. Concejo de Cartagena)
7. El Fondo Educativo Distrital de Cartagena- 1997 (Acuerdo del H. Concejo de Cartagena)
8. “Miércoles de Mariamulata”, Columna semanal de opinión, periódico “ El Universal”- 2002-2007

Distinciones

1. Escudo de la Policía Nacional por labor en la Secretaría de Gobierno –1990
2. Escudo de la Comandancia Naval del Atlántico por labor en la Secretaría de Gobierno –1990
3. Pergamino de “Mujeres siglo XXI” en el Día Internacional de la Mujer –1999
4. Pergamino del Noticiero Punto en la Noticia, en el día Internacional de la Mujer, 2001
5. Medalla del Centenario por la labor en la Secretaría de Desarrollo Social y Humano del Colegio de la Presentación de Cartagena de Indias

JUDITH PINEDO FLÓREZ
c.c. 45.430.423 de Cartagena
T.P. 29.336 de MinJusticia

Por una sola Cartagena

Es un hecho. Se acercan las elecciones de octubre para elegir gobernador, alcalde, diputados, concejales y ediles, pero a pesar de los escándalos de la parapolítica, las detenciones, los fallos de la Corte castigando las alianzas con paracos para sumar votos, las sombrías conversaciones telefónicas y los tenebrosos pactos, aquí nos quieren hacer creer que no ha pasado ni va a pasar nada.

La lección parece no aprendida. Los mismos y las mismas siguen definiendo candidatos. Desde la cárcel, desde el lujoso apartamento por cárcel, desde el escondite, desde los despachos públicos, desde empresas constructoras, desde clínicas privadas. De todas partes, menos de donde debería ser: desde la ciudadanía.

La fórmula siempre es la misma. Fulano aspira porque tiene la “tula”; zutano, porque es el heredero del régimen; mengano, porque goza del aprecio del cacique, se porta bien y hace todo lo que dicen; perencejo, porque hay que amarrar la contratación no sea que lleguen reglas claras para que gane el mejor; y zutanejo, porque la casa política necesita piratear lo público con clínicas de garaje, droguerías, fotocopiadoras y papelerías.

Afortunadamente “el palo no está pa cucharas”. Hoy, líderes, académicos y empresarios han madurado. La gente común y corriente siente y piensa diferente. Hay una alternativa en la otra orilla: Por una Sola Cartagena, un proyecto colectivo de largo plazo integrado por organizaciones y personas que saben que la ciudad tiene las condiciones y ventajas para brindar a todas y a todos una buena calidad de vida, si se toman decisiones pensando en los intereses colectivos y no en los de unos poquitos.

Aquí tiene espacio el ciudadano anónimo, el líder comunitario, el profesional al que le niegan las oportunidades, el periodista que responde a sus convicciones, los jóvenes desencantados con la politiquería, las mujeres que desde los barrios luchan por sus derechos, los políticos con buenos hábitos e incluso los que están dispuestos a cambiar malas, por buenas prácticas.

Aquí clasifican los que saben que son parte de la solución, los que aceptan trabajar donde les toque, los que no tienen la pretensión de ser los chachos de la película, los que tienen el único interés de que la ciudad se desarrolle con equidad.

Por eso, mientras los demás se esfuerzan, violando las prohibiciones, en mostrar “los candidatos” o los ungidos, este proceso se concentra en lo que vamos a hacer, cómo lo vamos a hacer y con quiénes lo vamos a hacer. Porque no sólo es llegar, es saber llegar. Llegar honestamente y respetando la dignidad de los electores. Saber a qué se llega y con quién se llega.

El decálogo de Mockus orientará el proceso pedagógico, comenzando por las cinco primeras máximas: Amarás tu voto; No te quedarás en casa, sería regalar tu voto a los corruptos; No venderás tu voto: de hacerlo ganarías poco y perderías mucho; No te dejarás engañar ni seducir; apoyarás candidatos bien preparados, con buenos antecedentes y sin sospechas.

El fin es conseguir una Sola Cartagena, justa e incluyente, con el concurso de todos y todas. Basta ya de ser dóciles e indiferentes. Apostemos a una ciudadanía rebelde, propositiva y creativa.

Por mi parte, para poner un granito de arena en este sueño cercano y posible y en aras del principio de igualdad que aplica este periódico en el cubrimiento electoral, debo retirarme un tiempo de este espacio, para dedicarme enteramente a participar con muchos otros ciudadanos en esta causa.


La gota de leche

El país está apenado por los niños muertos por desnutrición en Chocó. El problema es que el drama de la infancia no está limitado a ese desafortunado Departamento. Pese a las recientes estadísticas nacionales que aseguran que disminuyó la pobreza, la situación nutricional, económica y social de niños y adolescentes es cada vez más perturbadora.

En nuestra ciudad, la gravedad se advierte con nuestra tasa de mortalidad de menores de cinco años por Enfermedad Diarreica Aguda (EDA), de 14 por cada 100.000, que a pesar de la disminución entre el 2004 y 2005, sigue estando por encima de Medellín, que es de 7,8; Cali 4,8 y Bogotá 2,3; y la Tasa de mortalidad por Infección Respiratoria Aguda (IRA) se encuentra en 59,1; en Bogotá, con peor clima, está en 19,4; Medellín, en 9,7; y Cali en 13,2.

El problema de la alimentación y la nutrición es serio. Según datos oficiales y registros de instituciones de atención al menor, la desnutrición, asociada al EDA y a la IRA, es la causante de un gran porcentaje de estas muertes.

Por eso vale la pena recordar programas nutricionales que los afanes burocráticos habían olvidado. La Gota de Leche fue el nombre que Napoleón Franco Pareja y un grupo de cartageneros solidarios le dio a la Unidad de Atención creada en 1947, para atender a niños y niñas de la región y que hoy conocemos como la Casa del Niño.

El Vaso de Leche fue el nombre que hace unos 15 años le dio el asesinado padre Luís Enrique, párroco del Pozón, a su programa de combate a la desnutrición, que adelantaba de forma bastante peculiar. Cobraba todos los servicios religiosos en potes de leche.

Un bautizo con padrinos estrato uno, valía un pote y con padrinos estrato cinco valía 6; una misa de muerto valía una lata si la familia del finado estaba “llevada del bulto” o seis si tenían la mano buena; un matrimonio, una lata si no había festejo y seis si era con parranda y cerrada de calle, y así la cosa dependía del servicio solicitado y de la renta de los fieles. La leche era administrada por señoras del barrio y llegaba cada gota a los niños y niñas con mayores problemas de alimentación.

Estos dos esfuerzos, el primero que dura ya 60 años y aún se mantiene contra viento y marea, a pesar del poco apoyo oficial que recibe su invaluable servicio a la población infantil; y el otro, que se acabó con la desaparición del sacerdote, cobran vigencia hoy, cuando el país mira de cerca la miseria y la hambruna a que están sometidos los chocoanos que viven en una nación que parece haberse olvidado de su existencia.

El gobierno Curi tiene para mostrar el Programa de Lucha Contra el Hambre, que en el 2006 entregó 270.969 raciones en alimentación escolar; tiene 16.000 personas atendidas; 13 instituciones educativas atendidas y 5.000 capacitados en técnicas agrícolas urbanas, lo que revela un gran esfuerzo gubernamental.

El problema es que no se partió de una línea de base que midiera la situación nutricional al momento de iniciar el proyecto, por lo que es imposible medir el impacto o la mejoría nutricional. E inquieta que ahora vaya a ser ejecutado por un operador privado, sin que se conozcan los controles institucionales, técnicos y nutricionales, lo mismo que sus metas sociales.

Sería bueno aprender de los ejemplos históricos de la Casa del Niño y del Pozón, para así obtener resultados contra la desnutrición, tan claros y gratos como un vaso de leche.

Era mejor comprar el circo

Dicen que comenzó la ejecución del contrato por $1.194 millones de pesos para capacitar y sensibilizar durante cuatro meses a conductores y peatones con el fin de mejorar la movilidad ciudadana, y hay en el ambiente un tufillo de putrefacción. La gente no traga entero y patalea, mientras se extiende la sospecha de otro zarpazo contra el patrimonio público.

Sorprende este multimillonario gasto en Cartagena, mientras en Bogotá, modelo mundial en cultura ciudadana, una similar campaña se contrató hace dos años por 65 millones de pesos; la socialización de la prueba piloto para el control de estacionamiento en el espacio público se ejecutó por 99 millones, y la campaña de difusión en radio y prensa para motivar al pago de las multas costó 150 millones. En una urbe, ocho veces más grande y poblada que Cartagena, los gastos, sumadas tres campañas diferentes, fueron cuatro veces más bajos. Contrastan estas cifras de la pionera de la cultura del autocontrol, con las desmedidas de nuestra mil veces ciudad heroica.

Pero no sólo es lo exagerado del costo, se trata de la cantinflada de que la firma ejecutora, Unión Temporal Compromiso por la Vida, con sede en un apartado barrio de Magangue, sin semáforo ni cebras, en forma sorprendente acredita experiencia en capacitación en Magangue, Soledad, Caucasia y Henchí, cuando cualquiera que tenga dos dedos de frente sabe que estas respetables poblaciones no pueden ser referencia de pedagogía social para una ciudad turística e histórica como Cartagena de Indias.

Un monto semejante nos hubiera permitido tener a los artífices de Barcelona, ciudad educadora, o de Curitiba, con su movilidad urbana, o de Tokio, la urbe de la tecnología, con su respeto milenario a las normas. Jordi Borja y Mockus no hubieran cobrado el 10 por ciento.

Pero si las cosas pintaban mal desde el principio cuando se supo del monto y de la acreditación tan singular, la “puesta en escena” ha sido entre melancólica y descarada. Las pocas y deprimentes vallas, los folletos y las cuñas radiales sin estilo, son una mezcolanza de pequeñas actividades, sin un planteamiento de fondo que le dé integralidad, sin impacto social y sin repercusiones en la población. Se trata de una caricatura grosera del concepto de cultura ciudadana.

Un concepto que no se puede quedar en los disfraces, sino que en este caso debe articularse a resultados de reducción de la accidentalidad, a la disminución de las infracciones, al uso de los paraderos y de los puentes peatonales, al respeto de las cebras, a la formación en las escuelas y a la capacitación de los motociclistas y mototaxistas entre otros.

Pero todo indica que se está botando por la alcantarilla el dinero de los contribuyentes. Recursos que se hubieran podido utilizar para inversiones prioritarias, para los que no tenemos un peso, como los destechados de La Popa, los colegios que se están cayendo, los desplazados, los niños desnutridos y los desempleados.

Con esos $1.194 millones de pesos hubiéramos comprado no los siete u ocho encapuchados sin cabezas o con disfraz de cebra de tránsito, que hemos visto en las esquinas aburridos y sin gracia, sino que hubiéramos podido comprar al circo entero, con payasos, malabaristas, domadores, trapecistas y señal de Televisión incluida.

Lo peor es que en la Web de la Alcaldía no hay noticia, por lo que son capaces de alegar que la campaña terminó y que la carpa ya la desmontaron.

Con abrazo y todo, la cosa está mal

Mientras se raja la ciudad en sus indicadores sociales, el Concejo Distrital se concentra en ordenar que en Cartagena, todos los actos públicos y privados, civiles y militares, empresariales y sindicales, académicos o rumberos se inicien con “la oración y el abrazo fraterno”. Este intento de imponer prácticas religiosas y afectuosas a punta de normas, tiene cierto tufillo fascista, cuando la calidad de vida se deteriora, y se requiere de autoridades que estén más pendientes del más acá, que del más allá.

Claro, será muy divertido observar a sus autores día tras día, en esa religiosa y cariñosa práctica. Me gustaría ver la estrujada de Alfredo Díaz a Jorge Lequerica, o el trance espiritual de Adolfo Raad y David Dáger, con los ojos semicerrados en profundo recogimiento, y abiertos de reojo para avanzar en los acuerdos políticos y electorales, las órdenes de servicio y los nombramientos derivados de la crisis del gabinete del alcalde Curi.

Y mientras en el Cabildo cierran los ojos, Cartagena Cómo Vamos (CCV), un esfuerzo de la sociedad civil para hacer seguimiento anual a la calidad de vida de los cartageneros, invita a abrirlos para conocer el Informe sobre la calidad de vida en el año 2006 – 1º del gobierno Curi- en el cual notifica que la ciudad se rajó en casi todas las materias.

CCV, sin los rezos y abrazos obligatorios, pero con respeto y solidaridad, nos contó con indicadores que en materia educativa, aún cuando mejoramos en despolitización de la Secretaría de Educación, nos rajamos en aumento de cobertura y en aumento de la deserción. Lo que significa que las causas de la pobreza y la desigualdad siguen enraizadas en nuestras escuelas y barrios.

Hoy sabemos que más de 15.000 jóvenes abandonaron los estudios en el 2006 y que en educación, mientras Bogotá pone un peso por cada peso que aporta la Nación, Cartagena pone sólo un centavo.

Así no hay padrenuestro que nos salve de tener una ciudad insegura y una niñez expuesta a ser reclutada por el crimen y la droga.

En vivienda, de 49.000 viviendas por mejorar y 30.000 por construir, en el 2006 sólo construimos 31 y se entregaron 1.500 subsidios, de manera que aún si nadie más se casara, ni tuviera hijos, tardaríamos 35 años en resolver el déficit del estrato 1.

En ambiente sí que estamos requete mal. En medio de los picós y de las fiestas electrónicas, y con la aguda contaminación de caños, ciénagas y bahía, en la ciudad no se monitorea el ruido ni el agua. ¿Para qué entonces el EPA y CARDIQUE?

Sólo la localidad Histórica tiene algo de parques y zonas verdes. Para rematar, faltan 145 mil millones para TransCaribe –a pesar de estar comprometidas todas las vigencias futuras- y la tasa de homicidios subió en un 17% y la de atracos a las residencias en un 91%.

Afortunadamente, ganaron el año: salud, al ampliar las familias con régimen subsidiado, reducir la morbilidad y la mortalidad infantil y lograr cobertura útil de vacunación –por primera vez en la historia-; y Lucha Contra el Hambre, que muestra la entrega de raciones de comida a los estratos 1 y 2, incluyendo a estudiantes de la Universidad de Cartagena.

Esta nueva rajada nos convoca a frenar el deterioro social de Cartagena. Nos corresponde, con el apoyo de los concejales, dejando a las Iglesias su función espiritual, hacer los ajustes necesarios para espantar el infierno de las escuelas que se caen y del crimen que no cesa.

Chicharrón pelúo

Otra vez se armó la grande. Todavía no se han despejado las cenizas de la fracasada intentona distrital de privatizar el recaudo tributario, cuando otra vez el Palacio de la Aduana inventa la entrega a particulares del manejo absoluto de los bienes fiscales y baldíos de Cartagena y la ejecución de todas las actuaciones urbanísticas, bajo la argucia de que así lograremos combatir la pobreza.

Y mientras el monto de la fallida privatización tributaria costaba casi $100.000 millones, el estimativo de los bienes públicos cuya administración se pretende ceder a particulares puede llegar a billones de pesos y para ello, sólo se tienen que bajar del bus con $105 millones. Ni lo que vale un lote.

Y una cosa es entregar nuestras riquezas a quién sabe qué empresarios privados, anunciados sin nombre ni apellido en el proyecto, y otra que se atrevan a decir que semejante negociación, en vez de ir en contra de los intereses colectivos, va a servir para mejorar las condiciones de vida de los cartageneros.

Una Sociedad de Economía Mixta -según la propuesta, privada en un 70% y pública sólo en un 30%- con todo el poder para definir qué se construye; qué se urbaniza; qué se hace con toda la millonada que representan los baldíos; y cuáles serán las actuaciones urbanísticas que se podrán adelantar en el triángulo de desarrollo social y los terreros de la zona norte, sur, este, Tierrabomba y Barú; no enriquecerá sino empobrecerá a las mayorías, que lo único que tienen es el patrimonio común que debería ser utilizado, no pensando en el enriquecimiento de unos pocos, sino en el enriquecimiento de todos.

Creo que los altos dividendos, los viajes a Miami y los depósitos bancarios en Isla Caimán serán tales, que quedarán chiquitos los negociados del miti-miti, del puente Heredia, el parque de la comida Caribeña, Dragacol, y claro está, embriagados por los dólares, en lo que menos pensarán los concesionarios será en la miseria de los habitantes de nuestras barriadas.

Ahora bien, si de lo que se trataba era de mejorar la calidad de vida de los cartageneros, hubiera sido suficiente crear el Banco de Tierras para garantizar su precio bajo y poder construir vivienda de interés social.

Pero en vez de crear el Banco de Tierras para superar el déficit de 78 mil viviendas, el invento es entregar tierras y no cualesquiera tierra, sino las más costosas y estratégicas de Colombia, a las cuales no se puede renunciar, porque es con ellas y no sin ellas, como se puede pensar en grandes desarrollos, pero con equidad y con las reglas del Estado Social de Derecho.

La exposición de motivos del escandaloso Proyecto recuerda el cuento de la famosa escuela de “El Flecha”: Colegio Superior Departamental de Bachillerato y Carreras Intermedias Lácides C. Bersal, -“tronco de nombre grande pa’ tres salones”; aun cuando en este caso sería “tronco de explicación”, para un solo cuento: otro negocio redondo a costa de los bienes de todos.

Qué bueno que los gremios y veedores comenzaran a hablar fuerte. Pero mejor, que algunos concejales reclamen información y datos para que el debate abierto y profundo preceda a las decisiones.

El Cabildo tiene entre manos tremendo chicharrón, grasoso y pelúo, ellos verán si a pesar de las advertencias se lo comen, y nos despojan del alma de la ciudad: Tierrabomba y Barú- o si toman la sabia decisión de prevenir un infarto masivo y brutal.

Cerrando esta columna, el proyecto tiene ponencia positiva para primer debate.

Un fantasma toca la puerta

Hace exactamente un año, cuando ayudaba a mi hija de 12 años a hacer una tarea escolar sobre la Bahía de Cartagena, confirmé alarmada lo que algunos venían denunciando: los corales de las Islas del Rosario se encuentran en grave peligro de muerte, lo mismo que las praderas de pastos marinos de nuestras costas. En el 2000, según imágenes satelitales, había 76 hectáreas de praderas, cuando en los años 40, existían 1.011 hectáreas.

Y mientras tanto, es abrumador el silencio de las autoridades ambientales, ocupadas en otro cuento, como si el calentamiento global fuera un fantasma que sólo asustara a los europeos o a los glaciares de los polos.

Pero la cosa no es así. Ese fantasma ya tocó nuestra puerta, el entorno ambiental está en peligro y desde ya deberíamos, como ciudad costera, tomar nuestras decisiones individuales y colectivas teniendo en cuenta las inundaciones y desastres que puede causar el calentamiento global en áreas críticas como la zona suroccidental, la Boquilla, Marlinda y Boquillita.

Los científicos han dicho que el coral se ha blanqueado, por ser sensible a las temperaturas elevadas del agua, que en el Caribe aumentó dos grados. Y que “un monitoreo evidencia la muerte masiva de formaciones coralinas en Islas del Rosario, en buena parte debido a la contaminación sedimentaria y al aumento en el nivel del mar, que según estudios adelantados en el 2003, reportan incrementos de entre uno y dos milímetros.”

“Análisis previos de 1997, realizadas en 80 estaciones de mareógrafos en el Caribe y el Golfo de México encontraron que el ascenso máximo del nivel del mar en el Caribe se presentaba en la ciudad de Cartagena, Colombia, con un valor de 5,3+/- 0,1 mm por año en una serie de 42 años.”

Ni siquiera los de mi generación, que no nos cocinamos con un solo hervor, pudimos disfrutar del espectáculo de esas praderas de pastos. Y eso que el 84% de las 1.011 hectáreas, se hallaba en la Bahía. Todo por cuenta de que en los años 60, había ya sólo 233 hectáreas. En los 90 bajaron a 150 y hoy sólo conservamos el 10% del área total.

Ésta perdida de los corales y las praderas de pastos es irreparable, ya que junto con los mangles, son las salacunas del mundo marino y los corales albergan el 25 por ciento de las especies marinas, que emigran allí luego de nacer en el manglar.

El mundo está abriendo los ojos ante el calentamiento global y como acaba de advertir el Informe de Al Gore y Greenpace, serán los países pobres los que más llevarán del bulto por el cambio dramático del régimen de lluvias, vientos y del nivel del mar, al carecer de recursos para construir diques y obras de protección. Lo propio pasará en Cartagena; serán las comunidades pobres las que más sufrirán sus duras consecuencias.

Por eso no podemos hacer como el avestruz. Echarle la culpa de la criminalidad a los mangles es tanto como echarle la culpa a Bazurto, o a Olaya, de la delincuencia que azota a sus moradores, cuando ha sido el abandono oficial y la falta de policías la que ha hecho de esos escenarios, lugares en que prolifera el crimen.

La vía de El Cabrero no puede violar la Resolución 721 del 2002, que consagra sus mangles como zona de conservación. Bien, el Ministerio y la Alcaldía al detener la tala si no se cumple la norma y acordar la siembra inmediata de mangles de compensación, porque conciliaron el desarrollo urbano con la protección del medio ambiente.

Pero el fantasma sigue al acecho, porque ya sabe para qué sirve Cardique.