Se alborotó el avispero
La publicación de la encuesta sobre la percepción electoral de los cartageneros y cartageneras por El Universal alborotó el avispero. El diario hizo como el niño travieso, encontró el panal, se le fue lentamente arrimando y cuando lo tuvo cerca lanzó con fuerza la piedra, dio en el blanco revolviendo todo a su alrededor y puso el tema electoral en la boca de los tertuliaderos del palito de caucho, del Parque Bolívar y de los bajos de la Proclamación. Puso al conocimiento popular, gracias a las reacciones que midió en el colectivo, que las elecciones no están entre las prioridades de los cartageneros, y que la suscrita encabeza las encuestas, cosa que no esperaba, pero que me llena de orgullo.
Y fuera de las picaduras y zumbidos con que nos sorprendieron a algunos que estábamos bastante lejos del panal, el alboroto nos sirve para poner sobre el tapete un debate que necesitamos abordar y es el de cómo mejorar la calidad de nuestra democracia, cómo activar políticamente al mayor número de ciudadanos para elegir un nuevo gobierno que encare eficazmente la pobreza y la inseguridad.
En las jornadas electorales, el interés siempre se concentra en el avispero, es decir, en los candidatos. Nos seducen o nos impresionan las avispas enfurecidas, pero sería mucho más importante que nos acercáramos al panal por dentro para aprender de él, para saber cómo es que cada ciudadano, tal como hacen los insectos, cumple con su responsabilidad.
Porque como en el panal, la ciudad debe construir un proceso colectivo, que incluya diversos sectores sociales y políticos. No es cierto que haya salvadores únicos, ni líderes mesiánicos que puedan solos con la tarea. La dimensión de los problemas de la ciudad requiere una confluencia de muchos actores, de una pluralidad de visiones que respalden las decisiones que será necesario adoptar, pues la heroica no está para paños de agua tibia, ni para seguir improvisando.
Cartagena no da espera, ni tiene tiempo para mirar atrás. La campaña electoral debe servir de escenario para discutir cuál es la Cartagena que le vamos a dejar a nuestros hijos y cómo va a ser esta ciudad dentro de 20 años, a partir de la superación de los acuciantes problemas sociales.
La campaña no puede ser una discusión de mecánica política, de acuerdos sólo entre partidos, ni de recriminaciones sobre el pasado, sino sobre los temas prioritarios de la ciudad y la forma de resolverlos. Hablar de nombres, sí, pero sólo en el contexto de generosos y amplios procesos incluyentes de doble vía, de múltiples diálogos entre los ciudadanos que desde los barrios y también desde la academia y la empresa están fastidiados de la vieja forma de ejercer la política y sueñan con una Cartagena igualitaria e incluyente.
Las reformas deben partir de la opinión y la participación de los cartageneros y los líderes tenemos que estar donde la ciudad nos necesite, donde seamos más útiles y donde podamos ayudar a la transformación social que requiere la ciudad, superando las falsas vanidades de quienes son candidatos porque tienen la tula, el financista o el apoyo político de quienes están en el poder.
Por eso el avispero debe servir para alborotar las responsabilidades que tenemos como ciudadanos, para visualizar nuevos liderazgos, para mejorar el compromiso de todos y todas en la renovación de la política, para promover un gran acuerdo de ciudad y para repensar el papel de cada uno en esta cita de la democracia.
1 comentario:
En vísperas de elecciones recibimos de políticos corruptos; la promesa de una chambita mal paga y bien sudada y trajinada, un poco de licor, dinero, el famoso mercadito, abanicos, laminas de zinc, cemento y otras cosas más a cambio de uno o mas votos que no es más que la pequeña compensación que recibimos por los tres años de hambre y miseria que nos aguardarán. Hey ya la tripa está acostumbrada a aguantar hambre, si aguantamos tres años de hambre, que nos cuesta amarrarnos la tripa por unos días y aguantar hambre por un propósito, aguantar hambre por nuestro futuro y para que a nuestros hijos no les toque maltratar tanto a la tripa.
Es necesario que entandemos que la administración municipal no es algo de los políticos y empresarios políticos, algo ajeno a nosotros, desde el momento en que nos hicimos Cartageneros, adquirimos acciones en la ciudad si, Cartagena es nuestra empresa, somos socios de este patrimonio de la humanidad y lo mejor es que con nuestro voto podemos contratar una buena junta directiva y buenos gerentes para que no se nos quiebre el negocio si debemos contratar a los mejores y a los que no sirvan pues echarlos para que nuestra empresa crezca y genere utilidades para todos.
Me gusta JUDITH PINEDO FLÓREZ como alcalde de Cartagena por su enfoque en cuanto a cultura ciudadana que es lo que nos permitirá estar consientes que el destino de nuestra ciudad es una responsabilidad de todos los Cartageneros
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